Obviamente te Extraño
Esta carta no es para explicarte porque. No la debería llamarla una explicación. Es más, creo que ni siquiera debería decirle a esto carta porque me faltan ganas y sobran excusas para nunca mandártela.
Esto es, mas que nada, la mejor manera que tengo para explicarte algo que seguramente ya sabes. Y algo que me duele asumir: que te extraño.

Debe ser raro escucharme (o leerme) decir eso. Mas que nada viniendo de mi, la que le saco importancia a todo lo que tuvimos, la que no te volvió a nombrar desde esa tarde a las cinco, como si te hubiera olvidado instantáneamente. Como si tu nombre perdiera sentido en el momento en el que decidiste que no importaba.
Viniendo de mi, a la que no le gusta llorar. En realidad, a la que no le gusta que la vean llorar. Y que me molesta que me pidan un motivo para cada cosa que algo. Yo, la que nunca extraña nada ni a nadie. La que no soporta que desaparezcan por meses y vuelvan como si el tiempo no hubiera pasado. Y que tiro a la basura lo mas rápido posible todos los recuerdos que me puedan atar al pasado, porque me da miedo recordar.
Porque me asusta volver a pensar en el pasado por el dolor, pero deliberadamente, omitiendo lo positivo. Y que me ancla.
Viniendo de mi, la chica que pensó que esta angustia iba a desaparecer con dos salidas al Starbucks con mis amigos y por ahí una noche en un boliche. De mi, la que te dijo que sabia que separarnos era lo mas sano para los dos, y la que sintió un peso quitado de su espalda en el instante que te dijo adiós.
Bueno, si, esa misma persona, yo, te extraña.
Te extraño.
Extraño sentarnos para ver el sol ponerse en tu balcón. Y despertarme con tu sonrisa al lado mio. Extraño no tener que enojarme con eso de despertarme temprano, porque nos levantábamos juntos. Que me pudieran tus detalles, como prestarme atención mientras te contaba sobre las mascotas que deberíamos adoptar. Extraño que no me importe ni el cuando ni el donde, porque solo me importaba el quien. Y el quien eras siempre vos.
Bueno, si, yo.
Pero todavía sigo prefiriendo dormir en una cama de una sola plaza. Y, por mas que siempre me haya gustado tener un espacio para mi, y solo para mi, tengo que admitir que el frio que tiene mi cama no me gusta. ¿A vos te parece, mi cama esta fría en septiembre?
Frio ahora, que la primavera esta cerca de iluminar las calles de Buenos Aires, y la ciudad se vuelve un espectáculo de parejas queriéndose sin remordimiento en las plazas de microcentro. Gente demostrándose amor en cada rincón. Y vos y yo, cada dia que pasa, nos alejamos un poco mas de lo queremos.
Y, la puta madre, como te extraño.
Te extraño lo suficiente para dejar que la tentación me gane y me encuentre abriendo nuestras conversaciones para volver a sentir lo que, en algún momento, fue lo más cercano al amor que sentí.
Pero igual tranquilo, que me quiero lo suficiente como para no hacernos eso.
Pero que igual me gustaría invitarte esa cerveza que sabes que a mi no me gusta, pero que te debo tácitamente, y ver los ojos marrones mas hermosos de Capital, solo para cerciorarme que vos no estas como yo, que no me extrañas ni un poquito.
Y obviamente, me hubiera gustado que las circunstancias hubieran sido diferentes. Y que yo hubiera sido lo suficientemente paciente para no rendirme antes de haber siquiera empezado a jugar.
Y demás esta decir que te extraño como si hubieras estado años en mi vida, por mas que tres meses hayan pasado en un pestañeo. Y es que, por ahí, tal vez, hacia mucho tiempo que nadie entraba tan de golpe e intensamente.

Obviamente estoy consciente de que vas a reconocer en esta carta. Vos, que un dia de invierno me pediste leer mis textos, y yo te dije que no porque tenia miedo que me vieras vulnerable. No tenes idea de lo que me gustaría ahora poderte mostrar mis vulnerabilidades y mis textos.
Y confesarte lo mucho que me enoja estar escribiendo sobre vos ahora que te fuiste. Mas que nada porque intente dedicarte tantas cosas cuando estabas al lado mio, y nunca salió una palabra.
Aunque, pensándolo mejor, espero que nunca me leas.
Que nunca te des cuenta que me acuerdo tanto de vos que no me queda tiempo para acordarme de otros. Y ojala que nunca sepas que para mi es un logro no hacerlo.
Y obviamente que te extraño. Pero no te lo voy a decir nunca, porque se que dejar ir a alguien que no se quiere quedar es, en ultimas, saberse querer.
Espero que nunca me leas, entonces, y no sepas que sigo guardando ese ultimo abrazo, las promesas de la ultima noche, y todos los planes que nos quedaron por hacer.
Obvio que te extraño, pero tampoco me preocupo, porque se que esto se me va a pasar.
Aunque siempre vaya a extrañar todo lo que pudimos ser y no fuimos.